El Arte Subestimado de la Traducción

Joohee Yoon via The New Yorker.
La historia de la traducción literaria se remonta al menos al Imperio Romano, cuando escritores y académicos comenzaron a traducir textos griegos al latín. Compañías de teatro traducían tragedias para actuar y académicos traducían reflexiones filosóficas para estudiar. Sin embargo, para entender la profundidad e importancia de la traducción, es fundamental hablar el libro más influyente de todos los tiempos: la Biblia.

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La traducción más antigua de la Biblia hebrea es la Septuaginta, una versión griega que supuestamente fue traducida con las mismas palabras por 70 traductores distintos, lo cual seguramente significaba que era sagrado. En el año 382 a.D., San Jerónimo recibió la tarea de traducir la Biblia al latín. Él eligió traducir el texto original en vez de la Septuaginta, afirmando que la versión griega era complicada de leer y entender para los creyentes ordinarios. Esto causó conflicto entre las autoridades eclesiásticas, quienes insistieron que la Septuaginta era la verdadera palabra de Dios, y su redacción debía ser respetada. Con la firme intención de traducir no las palabras, sino el verdadero significado y propósito del texto en un nuevo vernáculo, San Jerónimo persistió y escribió la Vulgata, la cual eventualmente reemplazó a la Septuaginta como el texto oficial porque resultó ser más comprensible y accesible para los creyentes comunes. Siglos después, el rey Jacobo I de Inglaterra se dedicó a hacer exactamente lo que San Jerónimo había hecho: traducir la Biblia con el propósito de reproducir la belleza del lenguaje. Durante este proceso, se crearon muchas expresiones en inglés que a la fecha que siguen usando, como: 
"[To be] at their wit's end" (al límite de la paciencia)
"An eye for an eye" (ojo por ojo)
 "Two are better than one" (dos son mejor que uno)
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Así que no se trata solamente de encontrar una palabra equivalente a la palabra extranjera. No es suficiente con conocer el lenguaje. El traductor debe entender el propósito, estilo y contexto del escritor y construir una relación con él. Ya sea un proceso completamente colaborativo o una simple serie de correos, un autor o editor debe confiar que el traductor encontrará un balance entre fidelidad y precisión cuando traduce. Claro que esta confianza no viene sin riesgos. Un traductor puede tomar una decisión o libertad creativa con la que el autor no está de acuerdo. Estas libertades pueden resultar en un error de traducción que cambia por completo el significado del texto.

Construcción de mundos y palabras inventadas pueden ser traducciones particularmente retadoras porque el traductor debe ser capaz de transmitir el significado del texto sin un vocabulario equivalente. Este es el caso de Harry Potter, la serie libros de fantasía que ha sido traducida a más de 75 idiomas. Un rango tan amplo de traducción puede minar el proceso colaborativo entre traductor y autor, y la responsabilidad de transmitir una historia comprensible y atractiva recae en el traductor.


Cada traductor maneja este balance entre fidelidad y certeza de manera distinta. Como ya sabemos ahora, estas diferencias han generado debate desde tiempos de la Biblia. "¿Cuál es la mejor traducción?" es una pregunta abierta que depende tanto del autor, como del traductor y del lector. Depende del tipo de concesiones que haga el traductor. Las traducciones literarias requieren creatividad, y qué tan asertivas son estas aportaciones creativas dependen completamente de la intuición del traductor. No todos los traductores deberían traducir todos los textos, incluso traductores con talento reconocible. Algunos incluso rechazan proyectos porque comprenden que ellos quizá no sean la mejor opción para un libro particular.

Sin embargo, las traducciones no aguantan bien el paso del tiempo, lo cual complica la decisión de elegir una "mejor traducción" definitiva. Las traducciones de literatura rusa al inglés, por ejemplo, tienen una larga historia de debate entre traductores y su trabajo. 

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En 1892, Constance Garnett empezó su carrera como traductora después de aprender ruso durante un embarazo arriesgado. En 1894, se fue de viaje por tres meses a Rusia y cenó con el mismo Tolstoy. Se retiró después de haber traducido 71 volúmenes de literatura, incluyendo todas las obras de Dostoevsky. Garnett ha sido ampliamente acreditada con la popularización de literatura rusa en los años 20's. Sin embargo, su trabajo per se fue fuertemente criticado. Su enfoque al traducir siempre ha sido con el objetivo de llegar a la meta, cumplir con el trabajo. Se dice que traducía una página, la ponía en el montón, y no la volvía a ver. Algunos de sus críticos más duros fueron un par de exilidaos rusos que insistían que las traducciones de Dostoevsky y Tolstoy eran tan similares, que no los estaban leyendo a ellos, estaban leyendo a ella.

En los años 80's, Richard Pevear y su esposa, la emigrante rusa Larissa Volokhonsky, decidieron redactar su propia traducción cuando Volokhonsky se quejó de que la versión traducida de David Magarshark era completamente distinta al trabajo original de Dostoevsky. Desde entonces, crearon un sistema estructurado de trabajo. Larissa redacta la primera transcripción del texto de la manera más específica posible, tomando notas sobre el estilo del autor. Luego, Richard escribe una versión más fluida del inglés. El borrador pasa de uno al otro hasta que concluyen con una versión que ambos sienten que hace justicia al autor, en fondo y forma. Todo error o divagación que el autor transmite es expresado en la traducción de Pevear y Volokhonsky, porque así es como el autor escribía, como las personas piensan y hablan. Por ende, el texto debe reflejarlos. De acuerdo a The New Yorker, la pareja es la mejor en traducciones de ruso a inglés de la época.

En el 2005, la traducción de Guerra y Paz de Anthony Briggs fue publicada. En una nota de la publicación, el académico británico y traductor profesional mencionó que Tolstoy era una lectura ligera para un ruso y fue igualmente sencillo para él de traducir. Tolstoy escribió su novela en varios idiomas, principalmente francés (lenguaje preferido de sus personajes aristocráticos). Mientras que Pevear y Volohkonsky tradujeron el francés en pie de página tal como lo hizo el autor y varios otros traductores, Briggs lo tradujo de manera directa. Él también redactó textualmente una serie de obscenidades que Tolstoy mantenía implícitas con elipses. Para algunos, la reflexión y redacción de Briggs fue bienvenida, ya que ofrecía una facilidad de comprensión inaudita. Para otros, era una directa traición a Tolstoy. La traducción de Anthony Briggs fue calificado por The Guardian como certera y clara, pero deficiente en fidelidad.

¿Cuál traducción de Guerra y Paz es la mejor? ¿Será la de Garnett, con su pionera introducción de la novela a la audiencia de habla inglesa? ¿La de Pevear y Volohkonsky con su promesa de fidelidad? ¿O la de Anthony Briggs con su facilidad y simplicidad de lenguaje? ¿Quién puede determinarlo?

Mike Polizzotti, escritor y traductor, lo dijo claramente en un episodio de podcast del MIT Press:
"Traducir se trata de entender la estructura profunda y los temas subyacentes de lo que está sucediendo en un texto literario, lo que el autor quería hacer, cómo lo hizo, cómo esto puede ser transmitido, lo que significa en la cultura de origen del autor, cuáles son las resonancias, cuál es el efecto en el lector; [...] con todas estas diferencias, aún debes redactar un texto que, por otro lado, representa el efecto en el lector de la misma manera en que el texto original afectó al lector original, y al mismo tiempo puede hablar con el lector actual en una cultura distinta, un lenguaje distinto, un contexto distinto y una época distinta." 
Al final del día, las traducciones son perecederas. Conforme pasa el tiempo, cambian también nuestras percepciones del mundo. Es por medio de los traductores que la literatura puede ser compartida y apreciada a través de países, culturas, años y épocas. Es mejor que algo se pierda en la traducción, que perderse el libro entero. 

Recientemente, me convertí en miembro voluntario del equipo de traductores de TED, traduciendo subtítulos para videos de conferencias TED y TEDx. Hasta ahora, no ha sido tarea sencilla. 

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